Personas que han venido

viernes, 29 de enero de 2016

"Siempre hemos estado juntos..."


La caravana que exhibía a los tres condenados ya había desfilado por las principales calles. Ahora se acercaba a su destino. La mayor parte de la gente los observaba con tristeza y lástima. Nadie gritaba en contra de ellos, no eran como cualquier criminal. Los espectadores lo sabían, los conocían muy bien. Incluso los soldados los trataban con dignidad y respeto. Pero órdenes son órdenes. Los que no obedecieran recibirían el mismo castigo.

A pesar de ir en la jaula de la carreta, estaban encadenados a las paredes para que permanecieran de pie. Sus muñecas y tobillos estaban enrojecidos por la fricción de los grilletes. El vaivén de la carreta por las calles empedradas provocaba el tortuoso movimiento involuntario que les estaba causando las lesiones rojizas. Los tres pares de ojos azules se miraban entre sí, miradas que, acompañadas del silencio, lo decían todo. "No, Harry, ni siquiera lo pienses", dijo la rubia. "Siempre hemos estado juntos y así será siempre", completó la joven de cabello negro. Las palabras transformaron el triste semblante del muchacho en una sonrisa.

Después de varios minutos, arribaron a la Gran Plaza. Nadie arrojaba comida ni vociferaba en contra de ellos. El verdugo los esperaba encapuchado, el escribano, el alcalde y los sacerdotes lo acompañaban. "He aquí a el castigo para los que atentan contra nuestro señor...", el pregonero comenzó su discurso mientras el verdugo colocaba a los condenados junto a la horca. Por otro lado, el soldado que dirigió la caravana finalizaba su misión presentándose frente al alcalde. "Pero, mi señor, tenía entendido que se usaría la espada", alegó el soldado que dirigió la caravana. "Capitán, la espada es para los nobles, ellos son simples plebeyos", respondió el alcalde. "Ellos son caballeros...", replicó. "¿Caballeros? ¿Mujeres y un plebeyo huérfano? Por Dios, capitán. Mi perro es más noble que ellos tres juntos. Son órdenes del Duque y si no las acata, hare que los acompañe en su ejecución. Piense en su familia". "Disculpe, mi señor", el capitán de la guardia se alejó cabizbajo. Mientras tanto, en la plataforma, la mente de Harold se perdía en los recuerdos. Navegaba en su memoria intentando encontrar el momento exacto en que sus decisiones los trajeron a este final.

Por varios días esperaron a que sus padres regresaran, habían salido a conseguir víveres pero nunca volvieron. Mendigaron de puerta en puerta, hicieron de todo para sobrevivir. El abandono de sus padres los forzó a crecer y madurar, con ello también se fortaleció su amor fraternal. Afortunadamente no tuvieron que preocuparse porque alguno de ellos se quedara atrás o fuera débil. Harry y Angelina eran gemelos y Diana era la más joven, sólo había dos años de diferencia de edades, ya tenían la capacidad de ver por ellos mismos y se ayudaban entre sí. Tuvieron que aprender a defenderse, sobretodo Harry, siendo el varón se sentía responsable por sus hermanas y quería ser capaz de protegerlas. Siempre fueron amables y considerados, ayudaban a los demás en el pueblo, sobre todo a los huérfanos. De esta forma fueron conocidos por mucha gente y los llamaban pequeños héroes. Su reputación llego a oídos de un retirado y viejo caballero, los buscó y se ofreció a entrenar a Harry en el uso de la espada y a inculcarle las virtudes de un caballero. "Lo siento, mi señor, jamás abandonar a mis hermanas, siempre hemos estado juntos y así será siempre", dijo el jovencito. "Si nos acepta a los tres, con gusto iremos con usted", añadió con firmeza. "También queremos aprender", intervino la su gemela. "Mi hermano no podrá protegernos siempre", dijo la jovencita de cabello negro. "Así es, habrá alguna ocasión en que necesite nuestra ayuda", agregó la rubia asintiendo con la cabeza. "... y si no podemos defenderlo ni protegerlo seriamos una carga y no queremos ser una carga", los expectantes ojos azules de la   más pequeña se clavaron en la mirada del caballero. Sus dos hermanos mayores la imitaron. El anciano sonrió, "tal parece que no tengo opción. Si así serán en todo, tendrán mucho éxito". "Gracias, mi señor, le presento a mis hermanas, Diana...", la pequeña de cabello negro extendió la mano para saludarlo, "... y Angelina", la rubia hizo una reverencia y el anciano respondió asintiendo. El viejo caballero no tenía familia, el afecto a su señor lo mantuvo alejado de una vida propia, vivía solo para sus labores y responsabilidades como caballero. Su soledad lo convenció de adoptar a los tres jovencitos…


“Podemos llegar a un arreglo para evitar tu ejecución”, “prefiero morir”, gritó Diana y le escupió al alcalde. “Maldita”, dijo y le soltó una fuerte bofetada rompiéndole el labio inferior. “¡Déjala! ¡¿Qué más quieres de nosotros?!”, alegó Harold.  El alcalde se le acercó y sonrió maliciosamente. Le susurró la respuesta al oído y dio la señal para que se consumara la ejecución.

lunes, 18 de enero de 2016

15 enero, fecha memorable

Un mensaje de su padre, las letras formando cinco palabras causaron una reacción en su cuerpo desatando una sensación helada que lo recorrió de la cabeza a los pies. Un bloqueo evitó que sus emociones se materializaran en sus ojos, su rostro o su persona. Esa misma obstrucción emocional se apoderó de sus manos que intentaban responder al trágico mensaje de su padre. Como pudo le dio el pésame a su padre mientras él lidiaba con sus propias emociones. Frente a él todo seguía igual: los compañeros de trabajo despidiéndose y recogiendo sus cosas para salir a donde fuera que tuvieran el plan de ir después de sus labores diarias. Por un instante la rutina empezó a tomar parte dando la impresión de que nada había pasado. Los pasitos de su sobrino por la oficina buscando a su "Abi" lo despertaron de la "costumbre" en la que estaba cayendo. "Damaris te está esperando abajo", dijo su jefe frente a él. Se apresuró a apagar la computadora para no dejar ningún pendiente. Lo que pasó en la siguiente hora fue casi rutinario. Una pequeña conversación con su hermana dándole la triste noticia y un corto viaje que terminó en besos de despedida a su hermana y sobrinos fue lo que evitó que fuera un común regreso a casa. Mientras tanto, en su cabeza, el bloqueo emocional seguía gobernando sus actos. Probablemente fue un modo automático que se encendió al saber lo ocurrido. Cuando al fin estuvo sólo, en el trayecto de regreso a casa, los recuerdos de hace más de veinte años empezaron a llegar: Un licuado de plátano con huevo en las mañanas para desayunar, adornos de arlequines en algunos muebles, el dulce aroma de su perfume, sus blusas de manga corta con hombreras;  las arrugaditas pero suaves mejillas, perfectas para recibir besos de saludo o despedida. La imagen de ella con su enorme taza de café (tal vez a partir de ahí le cogió tanto el gusto a tomar café). Los recuerdos liberaron sus emociones y se volvieron evidentes en sus ojos. El transporte estaba lleno de gente pero el lloraba en silencio. Un enorme vacío por la partida, remordimiento por el tiempo perdido y una profunda tristeza gobernaban su corazón. Por más de dos días pensó en que podría decirle si la tuviera enfrente. Dos días fueron necesarios para lidiar con sus emociones y ganar el valor necesario para poner sus pensamientos en orden. Ahora estaba listo, si se le concedía la dicha de verla y hablarle por al menos un minuto le diría:
"Hola, abuelita, antes que te vayas lejos, quiero que sepas que te extraño mucho. Te extrañe mucho todo este tiempo y te extrañare aún más. Perdón por no venir a verte antes, fue uno de los tantos errores que cometo a diario. Fue enorme error darte por sentada, imaginar que eras eterna o que nunca me harías falta. Que equivocado estaba. También quiero pedirte perdón por no verte ni despedirme cuando estabas en esa caja. Quería verte a los ojos, sentir tu calor pero ya no eras tú, era solo la crisálida que dejaste. Desearía poder manipular el flujo del tiempo para verte a los ojos una vez más y abrazarte fuerte a tal grado que entiendas lo que significas para mí. Nada de eso es posible, por ahora conservare tu recuerdo. Tu familia ha vuelto a estar en contacto gracias a ti, todo lo demás nos corresponde a nosotros. Continua adelante en el camino que llamamos vida, sé que nos volveremos a ver, con otra cara, otro cuerpo, otro nombre u otro lugar pero conservando nuestra esencia que de inmediato se reconocerán. En ese momento te platicare lo que fue de mi vida, de los planes que tenía y los que realice. Las personas en mi vida y aquellas que ame. Y volveré a verte en silencio bebiendo tu café. Esperando que compartas tus anécdotas de ayer. Te amo, abuelita Shofy y siempre te amare."


En memoria de mi abue. SQU

lunes, 11 de enero de 2016

Capíitulo 8 Sentimientos que corrompen (fragmento)

La joven estaba maravillada por la hermosa vista frente a sus ojos, alzó la mirada y el cielo estrellado la llenó de una alegría inexplicable. Sonrió, era una habitación especial en el palacio de los Tasapristo.
* Con esta vista podría jurar que salimos del palacio – le dijo a su acompañante.
* Lo se, es hermosa. Me encanta venir a aquí y perderme en la vastedad de esta habitación por horas – la pelirroja se sentó en el suelo. Sabrina se sobresaltó al mirar abajo -. Tranquila, no pasa nada – agregó al ver su reacción.
* No hay piso – bisbiseó con nerviosismo, la oscuridad y las estrellas cubrían cada rincón de ese lugar, incluido el suelo.
* ¿No es hermoso? – la pelirroja seguía tranquila. Sabrina tenia las manos extendidas, como buscando a tientas de qué agarrarse. Lentamente se sentó junto a Siivnepi quien reía discretamente -. Es por eso que esta habitación es el primer paso en tu entrenamiento.
* ¿Por qué?
* Jumaisjo cree que debemos estar solos por algún tiempo para poder aprender a confiar en nosotros mismos y estar en paz. En un ambiente así, lo único que puedes hacer es tranquilizarte, pensar y meditar – Siivnepi se recostó, Sabrina aun no daba crédito a la calma con la que la pelirroja se movía. Daba la impresión que estaban flotando en el espacio exterior. Ni siquiera se veía la puerta por la que entraron -. Así que esa es tu primera tarea, aprender a confiar en ti misma y en que tú y solo tú eres lo que necesitas para estar en paz, para ser feliz…
* Siiv, necesito que vengas, Kassive esta convocando a todos – una voz femenina la interrumpió, el sonido se escuchó por toda la habitación sin provenir de ningún lugar.
* De acuerdo, ¿Qué hay de…?
* Isa dijo que debe completar ese entrenamiento primero.
* Muy bien, gracias, Kokoondi – Siivnepi se puso de pie, Sabrina no se movió, su rostro mostraba confusión. La pelirroja le sonrió -. Eso que escuchaste lo conocemos como “linsiiran”, es la forma en que nos comunicamos sin estar cerca.
* Vaya.
* Es una habilidad que depende del voitahtio, entre mas voitahtio se tenga, mas lejos puede llegar tu linsiiran.
* Entiendo.
* Ya escuchaste, debo irme. Aquí estarás hasta que puedas salir. Eso dependerá de ti.
* De acuerdo – Siivnepi se despidió asintiendo con la cabeza, Sabrina la imitó -. Gracias, por ser tan amable conmigo y por tu atención.
* No agradezcas, es un placer, además de que me emociona mucho ayudarte en tu entrenamiento – entusiasmo comenzó a emanar por montones en la voz de la pelirroja -. Apenas termine yo el mío y es un honor ser elegida para ayudarte con el tuyo.
* Sí, me doy cuenta, igualmente, muchas gracias. Ahora ve antes de que Ko…
* Kokoondi – completo Siiv.
* Ella, te vuelva a hablar.
* Tienes razón – se dio la media vuelta y después de unos pasos se giró para ver a Sabrina -. Me gusta mucho platicar contigo.
* A mi también, Siiv.
* Bueno, ahora si me voy – se alejó varios pasos y después se desvaneció ante la vista perpleja de Sabrina.
“Vaya, se ve tan sencillo, ojala consiga salir de aquí pronto”, se recostó y comenzó con su meditación.