Personas que han venido

lunes, 11 de enero de 2016

Capítulo 7 Descubre la luz de la verdad (fragmento)

La frustración por sentirse inútil carcomía su determinación, quería ayudarla pero el recuerdo de lo ocurrido con Sabrina lo paralizó. “Ella es real, no podré, con Sabri… no pude…”, la tristeza por la perdida y la rabia por la incapacidad de salvar a su “princesa” emergieron en su voz entrecortada y en sus ojos llorosos. “Ni siquiera lo has intentado”, repitió una voz familiar en su memoria. Su mente revitalizó su determinación con estas palabras. De inmediato se arrodilló junto a la joven e inclinó su cabeza ladeándola para escuchar su corazón, sus latidos eran débiles. Se incorporó de nuevo y colocó su mano izquierda sobre la frente de la muchacha y la mano derecha sobre el pecho donde se ubica el corazón. Respiro hondo, su mano izquierda se iluminó y la mano derecha continuó con el proceso. Su característico fulgor verde resplandecía sobre la frente y el pecho de la muchacha. “Vamos, vamos, vamos…”, repetía con convicción intensificando el brillo. Estaba decidido a provocar una reacción en el cuerpo de la joven con el calor de su luz. De pronto, un sonoro suspiro lo hizo voltear interrumpiendo su reanimación. La muchacha, sin abrir los ojos, comenzó a manotear y a gritar con desesperación.
* Tranquila… calma… estas a salvo – dijo Dante modulando su voz en su intento por relajarla.
“No puede oírme”, se dijo en voz baja. Iluminó de nuevo sus manos y la cubrió con la luz verde esperando que el calor la calmara. La joven dejo de manotear y se aventuró a abrir los ojos. Dante disminuyó gradualmente la intensidad del resplandor. Al verla tranquila, sonrió, sorpresivamente ella sonrió también. La muchacha lo miró fijamente a los ojos, él fijó la mirada en los de ella.
* ¿Puedes verme? – preguntó Dante, la joven asintió - ¿Cómo es posible? – ella solo se encogió de hombros sin levantar su cabeza del piso - ¿Estas bien? ¿Puedes ponerte de pie? – asintió de nuevo.
Estaba hipnotizada con su mirada, tal vez por la forma en que se dieron las cosas, por ser la primera persona que vio después de pensar que moriría o porque fue el salvador que tanto anhelaba antes de cerrar los ojos. Dante no sabía qué hacer, pudo salvarla pero el cuerpo inmóvil junto a ellos lo mantenía alerta. “No creo que eso haya sido suficiente”, se puso de pie y ofreció su mano a la joven para ayudarla.
* No puedo… no puedo levantarme – dijo asustada, intentaba incorporarse pero su cuerpo no le respondía.
* Debemos alejarnos antes de que despierte – sugirió el muchacho señalando el cuerpo de la persona que atacó a la joven.
La muchacha giró la cabeza y soltó un grito por la sorpresa de ver tan cerca a su atacante. Dante se inclinó para ayudarla a levantarse. Pasó el brazo derecho de la muchacha por encima de su cuello para que se apoyara en él. Un tenue brillo blanco en el pecho de la joven llamó su atención. La muchacha frunció el ceño, Dante señaló el brillo antes de que le pudiera reclamar por el vistazo a su busto.
* ¿Qué es esto? – la joven puso su mano en la luz y tomó algo entre sus dedos - ¿Es un cordón?
* Eso parece…
* Es el “liihtkki” – intervino una voz familiar -, une al runkastra con el “runksaan”.
* Tú de nuevo.
* Te dije que te alcanzaría en cuanto me deshiciera de ellos.
* Sí, lo recuerdo – Dante no estaba muy conforme con el desconocido pero estaba dispuesto a aceptar cualquier ayuda.
* ¿Quién es él? – le preguntó la joven en un susurro.
* Es…
* Mi nombre es Miekturi, hermosa doncella – completó el desconocido haciendo una reverencia. La joven sonrió e inclinó la cabeza en respuesta - ¿Qué querías hacer? No podrás llevarla muy lejos mientras esté unida por el “liihtkki” – explicó el nuevo amigo.
* Debo alejarla de aquí, Typkurista estaba atacándola – alegó Dante, Miekturi se acercó al cuerpo para investigar, ambos jóvenes lo siguieron con la mirada. La muchacha se alteró por ver su propio cuerpo junto a ellos. Abrió exageradamente los ojos en señal de asombro.
* Lo poseyó para no perder… - interrumpió su pensamiento en voz alta y se inclinó para ver mejor - Eso no la esperaba.
* ¿Poseyó? – cuestionó la joven con un exagerado tono de alarma en su voz – ¿Qué esta pasando? ¿Qué cosa es eso?
* Es un demhuus y uno muy poderoso…
* ¿Podríamos dejar las preguntas para después? – interrumpió Dante desesperado, no quería tener que lidiar con Typkurista mientras la joven estuviera con ellos – ¿Qué puedo hacer para ponerla a salvo? – la muchacha lo vio con ternura “No me conoce, ¿Por qué está tan preocupado por ayudarme?”, se preguntó.
* Typkurista no esta aquí, algo interrumpió su conexión – aclaró Miekturi poniéndose de pie.
* Esas son buenas noticias, ¿no? – indagó Dante, la joven solo escuchaba en silencio, entendía muy poco de lo que hablaban y no quería ser “una carga mas grande” al pedir explicaciones.
* Son buenas noticias porque ya no esta aquí, pero son malas también porque no sabemos dónde esta y hay otro problema…
* ¿Cuál? – Miekturi señaló al final del callejón, los muodortti comenzaban a apilarse para fusionarse y atacar – Pensé que habías dicho que te deshiciste de ellos.
* Y yo pensé que te había dicho que nunca se acaban – replicó el amigo sacando su kakiem – Quédate con ella…
* ¿Necesitas ayuda?
* Descuida, será muy sencillo acabar con ellos. Si quieres ponerla a salvo, ayúdala a regresar a Massaan.
* ¿Cómo hago eso?
* De la misma forma que la despertaste y recordándole su vínculo con Massaan – respondió alzando la voz mientras se alejaba de ellos.
Los muodortti formaron tres hormigas y dos caballos, el angosto callejón les impedía que atacaran todos a la vez. Miekturi conocía esa ventaja y la utilizó a su favor. Haciendo uso de su habilidad con la Zweihander comenzó a atacar a las criaturas cortando sus extremidades. Dante y la joven veían a lo lejos, a salvo por la distancia y protegidos por el nuevo amigo. Dante la volvió a acostar con delicadeza, se miraron fijamente por unos segundos. De pronto la tenue luz en su pecho cambió a un color amarillo y se disipó al unirse ambos cuerpos de la joven.

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